miércoles, abril 21, 2010

Y nos dieron las 10 y las 11...

Vinagre y rosas

"No tengo fans, sino cómplices", había dicho Sabina antes de subirse al escenario y lo demostró al invitar a quienes fuimos a verlo esta noche a hacer los coros de sus mejores canciones.

"Tiramizú de limón", una joya escrita en Praga por Sabina y el poeta Benjamín Prado, dio inicio a la velada que sirvió para presentar el disco "Vinagre y rosas" con más de nueve millones de copias vendidas desde noviembre del 2009.

Vestido con una chaqueta larga de color negro, una playera con un signo de interrogación, pantalón café y botas, Sabina empezó con dos canciones de su nuevo disco y a partir de la tercera propuesta inició un recorrido por su obra, con más de una decena de sus trabajos más conocidos.

"Alegre y cómplice chilangada, este no es un concierto más", dijo el poeta y a partir de ahí se ganó al público. "Peor para el sol", "Por el buolevar de los sueños rotos" y "Medias negras" fueron interpretadas en la primera mitad de la presentación, antes de que Sabina desapareciera y permitiera cantar a sus músicos Antonio García de Diego, Pancho Varona y Marita Barros.

Con letras de poemas hilvanados entre canciones, el "Flaco de Úbeda" alborotó a los presentes al invitarnos a cantar "Y sin embargo", la hermosa canción de amor entonada por un coro gigante, después del cual, Sabina se levantó el sombrero y dijo que sólo le servía para quitárselo ante sus fieles.

En un tono alegre, contó la historia del disco "Vinagre y rosas", cuya idea empezó una noche en que tomaba whisky con Benjamín Prado en la que salió "Cristales de Bohemia", la bella melodía dedicada a Praga, la capital Checa.

La segunda mitad del concierto tuvo muchas clásicas de Sabina, "Una canción para una Magdalena", "Calle melancolía", "Amor se llama el juego", "19 días 500 noches" y "Princesa" causaron euforia en un público que a esas alturas nos negamos a permanecer sentados.

Sabina tenía previsto cerrar con la canción número 23, que da nombre al disco, pero ante la insistencia de la gente, debió regresar y entonar cinco joyas más, entre ellas "La del pirata cojo", y "Pastillas para no soñar" con la que se retiró mientras los altavoces entonaban "Crisis", ya con el cantautor en los camerinos.

Mañana Sabina regresará al Auditorio en el segundo concierto de seis que darán comienzo a una gira por México que incluirá otras seis presentaciones en Guadalajara, el 23 de abril, Aguascalientes (24), Monterrey (29), Zacatecas (1 de mayo), Mérida (4) y Puebla (7).

Entre la cirrosis y la sobredosis...

martes, marzo 30, 2010

Hay, ahí, hay

Alguna vez lo intenté con el punto después de las exclamaciones y las preguntas. Eso, insisto, no se hace. Esta vez trataré de hacerlo con hay y ahí. Porque hay una diferencia y ahí pueden verla, en una sola oración. Hay, viene de haber. Si hay futbol, el futbol es habido. Si hoy toca, hay felicidad. Si mañana trabajas, hay lana. ¿Dónde esta la otra palabra? Perdón pero, estas quesadillas no sólo son de queso. Si hay futbol, es ahí, en el estadio. ¿Pueden notar como ahí nos indica un lugar? Si hay felicidad, debe estar ahí, en esa cama. Si mañana trabajas, hay lana (bien habida lana), y te la pagarán ahí, en tu chamba. Se me olvidó agregar esa otra expresión de dolor (o sorpresa) y que causa mucho dolor cuando la leo y no saben que están reemplazando las dos anteriores: Ay. ¿Pueden entrar en los ejemplos? Claro que sí, acércate, te lo pienso enseñar sólo porque no puedo dormir y todavía no se me acaban los cigarros. Si hay futbol, el futbol es habido, ahí en el estadio, ¡Ay, el pinche delantero no metió el puto gol! Si hoy toca, hay felicidad, ahí en el hotel… pero ¡ay! ¡Serás pendejo si olvidas el condón! Si mañana trabajas, hay lana, ahí en la chamba, ¡ay! ¿y si no pagan lo suficiente? Aguanta vara y no le entres al narco, porque… ay… como te podría doler si te cachan… hay mucho dolor y muerte… ahí, en ese camino oscuro. ¿Se fijaron? Tampoco se incluyen los puntos, después de las preguntas y las exclamaciones. Con todo y moraleja, quién diría, alguien me pondrá una estrellita o me regalará una galleta.

miércoles, marzo 10, 2010

Puto o Gay

1. “Puto el que lo lea”. Me acuerdo perfecto: yo tenía como ocho años, venía de la escuela y pasé junto a la pared grafiteada a un lado de mi casa. Ustedes no lo van a creer, pero yo nunca, nunca, había escuchado la palabra “puto”. ¿Puto el que lo lea? Llegué a mi casa y le pregunté a mi mamá, quien finísimamente eludió la pregunta.

Como ocurre en estos casos, los que me sacaron de dudas fueron mis amigos. “Puto” era un insulto, aunque yo no entendía bien qué significaba; pero al parecer, había que cuidarse bastante de ser puto y de los putos en sí. También había que cuidarse de ser puta, ¿verdad? O por lo menos de parecerlo. Pero aparentemente, para los hombres en particular, “puto” resultaba gran ofensa.

2. Cuando los años pusieron ante mis oídos la gama completa de connotaciones de la palabra “puto”, la verdad es que me gustó. Me encanta como suena: es contundente, tiene dos consonantes fuertes, es cortita. Basta con que le digas “puto” a cualquier hombre para que le metas una insultada de aquellas, aún sin querer. Uno puede decirle puta a la mamacita del fulano en cuestión, incluso a la chava que va con él; ahhhh, pero no le digas puto a él, porque entonces se arma una de aquellas. Y en México, si quieres arruinar la carrera de un político, lo único que tienes que hacer es propagar el rumor de que es puto.

3. Lo curioso es que en la medida en que he ido incorporando el uso de “puto” a mi lenguaje cotidiano, he eliminado de ella cualquier connotación a la homosexualidad. En lo personal, para mí alguien puto es quien no tiene el valor de dar la cara cuando se equivoca; alguien que es hipócrita y no acepta sus responsabilidades; alguien que no tiene escrúpulos, que actúa cobardemente. Nada de esto, creo yo, tiene que ver con la preferencia sexual. Por ejemplo, el que se me cierra y me echa el auto encima cuando voy manejando, pero luego no se atreve a voltear a verme cuando paso por un lado: puto. O el tipo en mi oficina que cuando se pierde un objeto y le preguntan cuándo lo vio por última vez, dice no saber, por miedo a que lo culpen: puto. O el marido de mi amiga, que le dice que no sabe si quiere seguir con ella y lleva un año haciéndose pendejo jugando a que están separados y no. Grandísimo puto.

A veces también los que la llevan son algunos objetos, y ahí el género cambia indistintamente de masculino a femenino. Típicos casos para mí: me aprietan los putos zapatos; no encuentro las putas llaves; dejen de hacer ese puto ruido; paren el puto elevador; el puto Internet no sirve; hay que pagar la puta renta.

4. “Tengo algo que confesarte”. Vale madre, pensé. ¿Ora qué hizo este? Para mi sorpresa, me la soltó derechita: “Es que a mí me gustan los hombres”. ¡¿qué?! No chingues. Éramos amigos desde los diez años. ¿Cómo es que nunca me di cuenta? ¿Cómo carajos es que no me habías dicho? “Es que primero me tardé en aceptarlo. Después me dio pena que fueras a decir ‘este pinche puto’”.

Me dolió escucharlo. Lo quería –lo quiero, seguimos siendo amigos- muchísimo más allá de esa serie de clichés. Pero sobre todo, me dolió escuchar la palabra “puto”. Porque él es chido, noble, solidario; es tan alivianado a pesar de que luego me agarra de un pinche humor de la chingada; es sensible, talentoso, todo el tiempo metido en proyectos por amor al arte; un güey derecho y neto, pues. ¿Cómo se le pudo siquiera ocurrir que yo un día lo llamaría “puto”?

No, señores. Allá afuera sí que hay un montón de putos; mi amigo nomás es gay.

Momentos mágicos

Ayer, una mujer me preguntó que si creía en la magia. Específicamente en los “momentos mágicos”. A lo largo de los años, ya no me gusta decir “no creo”. Me gusta pensar en las posibilidades, incluso en algo que puede ser absurdo como el “momento mágico”.
Le respondí: “Sí creo en los momentos mágicos”, mientras pensaba… más bien, en los pequeños accidentes, el azar que luego nos atrae la mirada al reloj, a los ojos de otra persona, al momento de un accidente automovilístico, a salvarnos de la muerte, a que el café se acabó y no saliste a comprarlo por “no se qué” y al día siguiente, el vecino te cuenta que asaltaron el Oxxo. Hay otras cosas que no pueden ser azar, meramente. Por ejemplo, la posibilidad de tener una relación turbia. Lo que puede pasar si el número 30 esta presente en mi número de asiento, en el boleto de la loteria, en la camiseta de un chavo. Que el hombre del que me enamoré cumpla años el mismo día que yo. Momentos mágicos. Sublimación. Tonterías que nos sostienen con vida y con la imaginación alerta, como para explotar en cualquier momento.

miércoles, marzo 03, 2010

¡Va por Chile!


¡Ningún terremoto vence a un pueblo!


10,000 pasos

Dicen por ahí, que un ser humano debería caminar –mínimo– 10,000 pasos a lo largo de su día para mantenerse activo y saludable. Es la meta “diaria”. Sin embargo, con esta vida nueva que tenemos, donde somos seres pegados al computador, el promedio ha bajado a unos 2,000 – 4,000 pasos diarios. Mi juego de caminata puso el reto: “Haz los 10,000 pasos”. ¿Por qué no? Hablando de números: camino alrededor de 99 pasos por minuto. En 40 minutos, camino una aproximado de 4,000 pasos. Ya tenía una rutina agradable, un camino que siempre podía andar. ¿Cómo podía extenderlo sin duplicarlo y alargarlo un poco más? Salí, con el mp3 en las orejas, pensando en estas cosas. 10,000 pasos… ¿cómo? Romper el camino anterior. Vivir una pequeña aventura, recorrer caminos escondidos, descubrir mejor la ubicación donde vivo. En vez de dar la vuelta y decidir por la duplicidad, simplemente seguí de frente y descubrí nuevas cosas. Es cierto, se puede caminar en línea recta… pero a veces, hacer el camino de una mosca, ofrece sus recompensas.

Logré 9,200 pasos. Los otros 800 los hice comprándome un café, en un oxxo.

miércoles, febrero 24, 2010

Pregunta de examen

¿Cúanto tiempo tardaremos en olvidar tantos momentos que en su momento juzgamos inolvidables?

(Exprésense las cantidades en milésimas de segundo)

Oficialmente he vuelto...

Hay tanto que decir, tanto que explicar, tanto que intentar desenredar...

Ya casi vengo, lo prometo.




Recuerdos

El otro dia mientras estaba sentada en el cine, me llego un recuerdo asi de flashazo.

"Mi papá y yo tirados con el oído pegado a la vía del tren, para escuchar como desde lejisimos se escuchaba cuando venía el tren"

Extraño a mi papá, se fue mucho antes de que yo terminara de entender que era todo un personaje.

MORIR CUERDO, VIVIR LOCO - o cuando le rompí el puño al otro con mi cara –

El exceso de comida y alcohol, que también es refugio de los excesos que tiene la vida con uno mismo, ha puesto en la cama a Víctor Hugo, un guerrero de la medicina. Lo conozco de la primaria. A esa edad sólo te importa que el otro no te gane a los puñetazos, incluso el presume haberle roto los puños algún otro con la cara de ves en cuando.

Pero cuando se hable de Víctor Hugo, hay que hablar de su entorno, un mundo difícil, sin padre y una madre que sola, trabajaba desde las clases de una primaria federal. Y que desde la lucha por una plaza en la SEP, la señora con estragos y no menos sacrificios pudo pagar a duras penas el colegio de su hijo con los hermanos de las escuelas cristianas, que si bien son muy cristianas no dejan de cobrar un solo mes la colegiatura.

Y en un ambiente ochentero, priista, con lo medios de comunicación sujetos, con una Televisa fiel soldado del gobierno, con una inflación de más de tres dígitos y con la película del Mil Usos de Rivera como “bandera” crítica, Víctor Hugo y su madre se fueron abriendo camino, puñetazos tras puñetazos ya sea de los compañeros, ya de la vida.

El Javier “el Vasco” Aguirre, el entrenador de la selección nacional de futbol, que debo reconocer cuando quiere es simpático y buen motivador, fue entrevistado en España por el comunicador José Ramón de la Morena sobre la selección mexicana. Algo normal es un programa deportivo ¿no?

En la entrevista y a pregunta explícita sobre el país, el Vasco responde que México está “jodido, jodido”, que “México se moverá de entre los diez y quince lugares del ranking mundial, para cuestiones de la justa mundialista”, y que una vez terminado el mundial, “dejará la selección para buscar un lugar entre los equipos de España, Italia o Inglaterra”. Al final de las cuentas: “hablo muy bien inglés”, dijo el “masiosare” ahora está hecho todo un español.

La palabra “jodido” tiene otra connotación en España. Allá es de uso orientado al “mal estar “. En México tiene otro: “mal ser” o “mal vivir”. El sentido tiene una raigambre más profunda, más sentida y más específica. Decir en México que México está jodido, no es sólo una adjetivización peyorativa que trata de clarificar una circunstancia desafortunada, es una ofensa injusta y desproporcionada a un país que más grande que sus problemas, lo que necesita es reconocimiento, alta autoestima, verdades elevadas y a su gente, sobre todo a “su gente”.

Exabrupto infame del entrenador de la selección nacional de fut bol, que debiendo ser el primero en proponernos más altura, más aspiración, más sueños de conquista – que entre otras cosa, para eso le pagan los empresarios mexicanos, y le pagan bien -, se revuelca en la mediocridad de su inteligencia y su acomodaticio origen en palabras que se ”justifican” porque presentan como verdad.

Los señores Aguirre, vinieron a México y aquí no se les secuestro a diario, ni se les robó a diario, ni se les cerraron las puertas a diario. Se les brindó la oportunidad para aquí su hijo estudiara, fuera un ser humano íntegro y jugara futbol.

Las “verdades” del Vasco son limitadas y torpes. Habrá que explicarle al señor Javier Aguirre que no todo aquel que dice la verdad actúa bien. Habrá que explicarle aquello de que: “la verdad en menester saberla decir como también saberla callar”.

México no está jodido, tiene jodidencias como todas las naciones. Tiene un crimen organizado poderoso pero que está siendo combatido. México tiene pobreza, pero mucha dignidad en su gente, que como dice Benedetti : “saben de dónde asirse” .

Creo que Aguirre con sus millones de dólares, teniendo su familia dispersa entre la muy cubana Miami y Madrid, se le ha olvidado que los mexicanos “no nos vale madres” si ganamos o no el mundial, y que aunque son otros los problemas que debemos resolver, tampoco “nos vale madres” si se larga o no a España. Porque que nunca olvidamos a los renegados, – que equiparamos mucho a los traidores -, que habiendo comido del país, lejos de luchar por mejorarlo, lo desprecian.

En esta semana operarán a Víctor Hugo. Ahí estarán su esposa y su mamá. Lo operarán médicos mexicanos, con tecnología mexicana y con sapiensa mexicana, nada jodida por cierto. La señora, debe sentirse orgullosa, pues más allá de su viudez temprana le dio a su hijo carrera con su oficio de maestra de primaria normalista; él, le devolvió el fruto de sus desvelos con un flamante título de médico con especialidad en ginecoobstetricia, una casa y una familia. Un mexicano ejemplar, que lejos de quejarse del México jodido, se puso a trabajar para hacerlo un México posible, un México mejor, no importando que se gane o no el mundial de fut bol.

Víctor Hugo, su señora madre y como muchos otros mexicanos, vamos enfrentando a la vida, rompiéndole los puños con la cara. ¿Habrá otra forma?