miércoles, septiembre 21, 2005

Los derechos del lector

1. El derecho a no leer. La libertad de escribir no debe ir acompañada del deber de leer. Se evitará considerar a priori a cualquier individuo que no lee, un bruto potencial o un cretino contumaz.
2. El derecho a saltarse las páginas. Uno puede saltarse perfectamente los párrafos, páginas o partes del libro que no le interesan.
3. El derecho a no terminar un libro. Hay 36.000 motivos para abandonar un libro antes del final: la historia no interesa, sensación de haberla leído antes, no gusta el tema... ¿Un libro se nos cae de la mano? Que se caiga.
4. El derecho a releer. Se puede releer simplemente por el placer de la repetición, la alegría del reencuentro.
5. El derecho a leer cualquier cosa. Se pueden leer malas novelas. A cierta edad pueden estimular el saludable vicio de la lectura.
6. El derecho al bovarismo [1]. La satisfacción inmediata y exclusiva de las sensaciones. No porque una joven coleccione novelas rosas acabará tragándose una cuchara de arsénico.
7. El derecho a leer en cualquier lugar. Un ejemplo vale más que mil palabras: el soldado Fulano se presenta voluntario para limpiar las letrinas. Es un trabajo despreciable pero rápido. Un cuarto de hora de bayeta le permite leer las obras completas de Gógol.
8. El derecho a hojear. Coger cualquier volumen de la biblioteca y hojearlo. Se puede abrir Proust, Shakespeare o Chandler por cualquier parte; seguro que proporciona cinco minutos interesantes.
9. El derecho a leer en voz alta. Leer en voz alta para uno mismo o para los otros es un ejercicio estimulante.
10. El derecho a callarnos. Absoluto derecho a no opinar sobre lo que se ha leído
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[1] Enfermedad de transmisión textual

1 comentario:

Anónimo dijo...

No conocía el término "Bovarismo"-

El otro día leía ésto: “El verbo leer no tolera el imperativo”.

Muy bueno Aprendiz, ¡muy bueno! :)
En lo personal, debo confesar que he dejado varios libros a medio leer.
Casi siempre, me gusta que los libros partan con introducciones livianas y que poco a poco se vayan poniendo un poco pesados si quieren. Pero me parece interesantísimo que partan medio suaves, fáciles de entender quiero decir.
A veces leía los diarios sobre todo, al revés, es decir inciaba la lectura con la última página, que casi siempre eran chistes, luego los vuelos del día, cines, teatros y cosas similares. En algunas ocasiones cometí la atrocidad de leer el último capítulo de una obra, jaja. Mi abuelo me retaba tanto por hacer eso.
En algunas ocasiones hice tanto uso del 7, que llegaba a leer en los rojos de los semáforos. Éso me pasó con una novela de un autor que ahora mismo no recuerdo el nombre.
Lo que sí, nunca he leído en voz alta, me gusta leer para mí. Ha de ser porque soy muy tímido, jajaja.
Hay veces que el 10 tiene tanta razón... jeje Es mejor no opinar nada sobre lo que se ha leído. A veces leo cosas tan inspiradoras que siento que si las comento, ya estoy compartiendo eso tan intenso, sí, a veces soy medio amarrete con las cosas que me hacen sentir.

ya chau