lunes, julio 10, 2006

Los poetas las prefieren Brujas

La verdad es que, para ser francos, mis recuerdos me sirvieron en bandeja de plata el tema de las brujas, al tratar de releer el libro del historiador francés Jules Michelet titulado "Las Brujas". Sobre todo, por las líneas que cito a continuación: "¡Reinas magas de Persia, encantadora Circe, sublime Sibila! ¿Qué ha sido de ustedes? ¡Qué bárbara transformación! La que en el trono de Oriente enseñó las virtudes de las plantas y los viajes de las estrellas; la que en la sagrada trípode de Delfos, iluminada por el Dios de la luz, daba sus oráculos al mundo arrodillado a sus pies".

Como sabemos la bruja jugó un papel muy importante dentro de su comunidad donde pudieron poner a servicio de los enfermos, muchas veces ricos y gente de prestigio, su gran capacidad herbolaria y sus profundos conocimientos botánicos para curar las enfermedades. Parece que el epíteto de bruja les cayó encima cuando no les fue posible tener éxito en uno que otro caso aparte de la horrible cacería a la que fueron sometidas por la Inquisición. Paracelso, el célebre médico de la antigüedad, decía que lo que sabía de medicina se lo debía a las hechiceras.

Según David Colbert, autor de un libro sobre Harry Potter, señala que las conjuras y maldiciones utilizadas por las brujas como fue el caso de la frase "abracadabra", derivada del arameo, significa "desaparece como esta palabra" y añade que su finalidad era curar las enfermedades y que no existen pruebas de que se utilizara para matar a nadie.

Las hechiceras se destacaron por su papel en las artes adivinatorias. Ciertas obras, ciertos escritos, a los cuales no se les ha dispensado ninguna importancia, han podido anunciar acaso con mayor agudeza los acontecimientos venideros en mayor y mejor medida que los sociólogos dedicados al estudio de los hechos sociales.

En el libro de Louis Pauwells y Jacques Bergier "El retorno de los brujos", citan este método para prever el porvenir. En tal sentido mencionan el conocido libro de G.K. Chesterton "El hombre que fue jueves", donde describe una brigada de la policía especializada en poesía. Por esta vía se llega a evitar un atentado porque un policía comprende el sentido del soneto. Los autores antes citados señalan que "detrás de las gansadas de Chesterton se ocultan grandes verdades".

Roald Dahl. el famoso escritor para niños, autor de libros como "El superzorro, El dedo mágico y Matilda", aconsajaba al niño que si por casualidad se encontrara en un lugar donde se estuviera celebrando un congreso de brujas, se alejara lo más rápido que dieran sus piernas, porque podía caer sobre él todo el peso de las artes diabólicas de las brujas y verse convertido en ratón. Advertía que, hoy día, la ciencia con todos sus adelantos no ha encontrado la fórmula para "desratonizar" a un niño.

Según mis lecturas de antaño, el medio usual de las brujas para transportarse era la escoba, pero hoy día ya las brujas no vuelan por el aire montadas en una escoba, sino que vuelan por las carreteras en coches último modelo. Pero podemos recordar algunas a las que he otorgado la estatuilla del Oscar de mi afecto.

Una de las más famosas fue la Fata Morgana (fata viene de hada) conocida como Morgan Le Fay, que fue una poderosa hechicera de la mitología británica que poseía dotes especiales para las artes curativas. La otra bruja famosa fue Circe, que aparece en "La Odisea", el poema épico de Homero, y su fama legendaria se la debemos a Ulises, que no pudo ser presa fácil del hechizo encantador de Circe, debido a que había ingerido una poción mágica que, según mis averiguaciones, estaba hecha de la leche de la cabra Amaltea, vino de palma egipcio y clavos de olor. Como sabemos por Apuleyo en su libro "El asno de oro", donde aparecen las brujas con todo el esplendor de sus poderes sobrenaturales capaces de convertir en animales a sus enemigos, Circe fue capaz de convertir en cerdos a la tripulación de Ulises.

Siempre llevé en mi corazón a las brujas fantasiosas y bellas, inventoras de augurios hermosos y discursos de humor que volaban como las libélulas, y siempre me aparte de las brujas poderosas y malignas. Por las noches, unas brujitas llegan a contarme cuentos inverosímiles y siempre las recordaré como una de las más nobles y fascinantes experiencias de mi infancia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante......

Y, ¿Cómo los prefieren las brujas?