lunes, febrero 11, 2008

Testimonial

No soy aficionada a salir de antro los fines de semana.

Prefiero, salir a cafecitos porque ahí es más fácil echar el chisme de la semana, platicar lo que nos angustia, celebrar lo que nos sale bien y, por supuesto, decir chistes estúpidos que nos hacen la noche.

He ahí que hace mucho tiempo que no salía a uno de esos lugares de mala fama (ajá) donde se llena de chavitos de 18 años que me hacen sentir doña cuando, afortunadamente, no me sé las nuevas rolas de reggaeton.

En fín, ayer me sonsacaron para salir y pensé: "¿qué carajos puede pasar? Voy con mis amigos y eso es lo que importa." Bueno, me he divertido como quinceañera en su primera fiesta sin papás: bailé durante horas como si trajera hormigas en los pies, canté hasta que quedé afónica y hoy no aguanto la rodilla izquierda por el manejo de zapatos de tacón teibolero.

Escribo ésto como testimonial de que no soy tan doña, que todavía tengo el don camaleónico de divertirme a dónde vaya y, por supuesto, que agradezco eternamente que mis amigos lo sean. (Ah, sí, también lo escribo para decirles que no esperen que ésto pase todos los fines de semana porque mis articulaciones no lo soportarían. ¡Piedad!)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Genial!!! me gusta la isla renovada ;-)